“Provincia del dolor”, de Silvia Rodríguez

 

Esto parece una trilogía sobre la obra de la autora, van tres reseñas seguidas. Dirán algunos que están empachados de tanta poesía de la misma escritora. Lo siento, si así lo sienten. No es mi intención indigestar a nadie, pero ha coincidido que he leído los tres libros seguidos, y los otros dos que tengo los dejaré pendientes para otro momento. Se me acumulan los libros por todas partes. Bromas aparte, creo que este último libro es el mejor de los tres que he reseñado. Su poesía ha ido in crescendo. Una evolución en positivo, mayor atrevimiento lírico, mayor incorporación de figuras retóricas, mayor imaginación poética. Este libro ha sido incluido en la Biblioteca Básica Canaria, del Gobierno de Canarias, (como ya he dicho en anteriores entradas), y ha sido prologado por el poeta Pedro Flores. Podemos decir que el prólogo es una especie de ensayo sobre qué es la poesía y qué es un poema. Un prólogo digno de leer, con referencias literarias de otros autores, donde, lógicamente, también ensalza los poemas de la escritora Silvia Rodríguez. Todo un honor tener como prologuista a dicho poeta.

Apuntado esto, el libro está compuesto por 48 poemas. Debo decir que los poemas engañan, parecen escritos en prosa, con versos largos que claramente podrían dividirse y hacer más limpia y alegre la lectura; pero me atrevería a decir que el efecto que la autora quiere conseguir con estos versos tan largos es el contrario, la condensación, la tristeza, el dolor apretado en el poema. La edición tampoco es limpia, usan una letra grande, y al tener versos tan largos quedan desordenados los espacios entre los mismos, al tener que añadir con corchete las terminaciones.

Voy a dejarles con algunos poemas:


Hambre de melancolía


Un animal nocturno despierta y lame las puertas,

olfatea los umbrales en busca del tedio humano

y de las lágrimas de mercurio que anuncian la fiebre.

Alguien viste de verde a una niña y le rasura el alma,

poco queda para que unas manos de látex

desprendan la modesta nostalgia del cuerpo airado.

En una bandeja metálica depositan su tristeza tibia;

la anestesia reposa como un androide invisible

sobre un planeta donde los niños no pueden llorar.

Quien crece sin esplín siente una voracidad,

se alimenta del líquido presagio de las estrellas.


©Silvia Rodríguez


A diferencia de los anteriores, en este libro la autora sí utiliza puntuación en los poemas. En este poema podemos encontrar palabras actuales, hasta hace poco catalogadas como futuristas: como un androide invisible / sobre un planeta donde los niños no pueden llorar. ¿A qué hace referencia? Son las cámaras, las luces en la mesa quirúrgica, un dron, o un móvil, esa anestesia que te adormece y ya dejas de sentir. Está clara la dosis de imaginación poética. El mundo dentro de los hospitales, tan duro es vivirlos, y tan traumático describirlo como en los versos: Alguien viste de verde a una niña y le rasura el alma, / poco queda para que unas manos de látex / desprendan la modesta nostalgia del cuerpo airado.


Muralla de aire


No la verás, nos rodea sin que la divisemos,

estrangula nuestra voluntad esta aséptica fortaleza.

Rompemos el agua fértil para sumergir la cabeza

en este pozo subterráneo de rosados embriones.

Tras el tabique se mueve un ángel con voz apagada

que canta la narcótica letra de un torpe espectro:

es una sombra chinesca, una figurilla iluminada

desde el lado opuesto, desde el estómago de la pared.


©Silvia Rodríguez


Otra vez, la imagen del hospital como una fortaleza que limita a la persona. Una gran dosis de surrealismo cuando sumerge la cabeza en un pozo subterráneo de rosados embriones. ¿Es el inframundo?, ¿son los sueños?, ¿o es la planta de neonatos? El ángel que canta la narcótica letra ¿es una nana que te adormece? ¿Quién la canta, la muerte? Cuanto más leo sus versos más me gusta el juego que hace con las imágenes, te permite soñar…

Y como estos poemas, el resto está lleno de lirismo, surrealismo, emoción y dolor. Hay un juego con los personajes del circo, el forzudo, la equilibrista, el domador de leones, los payasos, presentes en buena parte del libro. Podría seguir describiendo otros poemas del libro, pero el prólogo ya incorpora mucha información al respecto, no dejen de leerlo.


Les animo a disfrutar de este buen libro, solo cuesta 5 euros, una ganga. Vale la pena adquirirlo.

¡Enhorabuena a la autora! 



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