"Relato de un náufrago", de Gabriel García Márquez

 

Chévere es la palabra para empezar esta reseña. ¡Bravo, bravísimo, como siempre el gran García Márquez! Dijo Miguel Delibes que al leer este relato sintió mareo, y es normal sentirlo, dada la capacidad que tiene este escritor de hacernos sentir la realidad y crudeza vivida por el propio náufrago, cómo es capaz de atraparnos con su escritura, haciéndonos vivir cada día las inclemencias sufridas por el protagonista Luis Alejandro Velasco. Una vez más, van de la mano el periodismo y la literatura en los libros del autor. Partiendo de un hecho y un relato real es capaz de mantenernos en vilo durante toda la lectura. Un libro de 180 páginas, (en la edición de Círculo de lectores), que se lee en dos pequeñas sesiones.

Cómo nos hace sentir que la piel le quema y la tiene llena de úlceras por el sol, que los tiburones golpean la balsa, el movimiento de las olas, cómo muerde el caucho de los zapatos, cómo destripa a la gaviota, cómo se desespera y desea morir, y sin embargo, no muere. La ironía que emplea al final cuando cuenta el cuento del fakir, o la historia del reportero que se disfraza de médico. Como si estuvieras viendo una de esas películas de náufragos, pero contada por la pluma del premio nobel de literatura.

En definitiva, es la odisea de un náufrago convertido en héroe por el destino. Un relato narrado en primera persona, tal como se lo contó a García Márquez, el propio joven que lo vivió. Un hecho verídico que ocurrió en 1955, cuando ocho miembros de la tripulación de un destructor de la marina de guerra de Colombia, «Caldas», cayeron al mar.

Curiosamente, con este relato que iba saliendo en pequeñas entregas, con gran expectación, en el periódico El Espectador de Bogotá, Gabriel García Márquez destapó el contrabando de mercancía que llevaba el destructor, provocando mucha polémica; hecho desmentido por el gobierno que tomó la decisión de clausurar el periódico.

Una vez más, recomiendo la lectura. Un lujo al alcance de todos y todas.




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