“Liverpool”, de José María Millares Sall
El libro de 67 páginas, en una cuidada edición de Calambur, en páginas gruesas, a una sola cara, está compuesto de seis poemas y una reseña de Jorge Rodríguez Padrón.
Los seis poemas son largos, de varias páginas, en verso libre. Comienza con un poema titulado Liverpool, el mismo que le da nombre al libro. Utiliza figuras retóricas, por ejemplo, la anáfora. En este primer poema al comienzo usa la preposición sobre cinco veces, dándole ritmo. Repetición de construcciones: está mi alma están mis ojos.
Numerosas metáforas, haciendo un ejercicio importante con el lenguaje, buscando la originalidad textual. Por ejemplo: Sobre vuestros curtidos rostros de paloma endurecida. Con este verso empieza, ¿qué nos quiere contar el poeta? El poeta llega a un lugar, a un puerto donde hay hombres con sonrisas de sal y vino agrio, esos trabajadores del mar que transitan por el puerto, en ese Liverpool que se abre bajo una densa niebla.
Utiliza imágenes potentes, con una dosis de surrealismo: como tristes pezuñas de lagarto.
Habla de la amistad: [Amigos, vosotros que os perfiláis como aletas de pescado
sobre las últimas esquinas de los buques;] En esta imagen vi a los delfines que acompañan divertidos a los barcos. Los amigos son como los delfines, tal vez.
Vemos metáforas y símiles sobre el paso del tiempo en un puerto donde tanto tránsito hay:
Oh, Liverpool, Liverpool.
Y no es más que un triste cargamento de pescado que se pudre,
En este poema vemos una estructura: la llegada a un lugar nuevo, el quedarse y conocer ese lugar, y la despedida. Vemos también la decadencia en el proceso del poema. El zaguán como un vómito de vino, un tatuaje oculto como un perro frío, hogares de nata corrompida, sus oídos de lumbre enferma, el alba que llega como un tren descarrilado.
Está claro que estamos ante un poeta diferente, conociendo el año en que se escribió, finales de los 40, y tal como recoge Jorge Rodríguez Padrón, fue un libro ignorado y criticado, no entendido, porque se salía de la poesía social que se hacía por entonces. Sin ir más lejos, su hermano Agustín Millares Sall, escribía los célebres versos Yo poeta declaro en la “Antología cercada”. José María Millares Sall rompió esquemas con su originalidad. Deja patente el ego del poeta, un corazón más sobre la niebla del mundo.
El segundo poema, Hong-Kong, es otro de los puertos que transita. No olvidemos que el poeta trabaja como administrativo en una empresa naviera. Refleja en estos poemas la vida que se desarrolla en los puertos, la economía, el tráfico, sus gentes…
Y empieza así:
Yo he podido navegar
sobre la última ceniza del aliento de una estrella
Me gusta mucho esa imaginación poética que demuestra, esa esperanza palpable del ser humano, el sentido de la supervivencia.
Yo he podido oír vuestras humildes carcajadas
sobre el brillo espeso
de las últimas bayonetas de la noche
En este segundo poema vuelve a aparecer el ego del poeta:
Un poeta, amigos míos, es un hombre como vosotros
En Hong-Kong pierde un poco la voz poética para caer más en la poesía social, con unos versos que se acercan al discurso político: Es un pueblo que dobla en su rodilla / la masa caliente del metal que encadena. / Sí. Hong Kong es China, y Shangai y Nankin.
Loa el comunismo chino y compara a ingleses, japoneses y alemanes con ratas que huyen, no nos olvidemos que fue escrito en la década de los cuarenta, tras una guerra mundial.
Seguimos con el tercer poema “El número 12”, en la página 31, encontramos un esfuerzo poético sobre todo en las primeras estrofas, pero vuelve el tinte político: [… y sobarse /tristemente las rodillas / con la mano izquierda de sus desgracias;]. Aún así parece una carta de amor.
Junto al poema Liverpool, el siguiente El número 2 y ½ es el que más me ha gustado del libro. El paso del tiempo es el tema central del mismo. Es un poema para leerlo varias veces. Tiene ritmo con la repetición en el comienzo: a esa hora exacta. Y un cierre redondo.
“El número 3” es el quinto poema. Un discurso contra la rutina de la clase trabajadora, acusa la falta de creatividad y de libertad. Además, el poema tiene un punto lúdico al compararlo con el número 3, ese número jorobado y anémico, con una breve inclinación hacia el pupitre.
Y para terminar, el sexto poema “El número 2”, es la hora de la madrugada, ese insomnio que le afecta, con versos tan surrealistas como: ha muerto un gato negro bajo mis axilas.
Me encanta.
Algunas curiosidades: Utiliza el vosotros, no el ustedes. Es canario, por eso lo digo.
A veces, repite adjetivos en el mismo poema. Al ser tan largo, parece que no se ha dado cuenta, por ejemplo en Liverpool: carnes de acero, bola de acero. Túnel de plomo, cabeza de plomo. Sapos de azufre, sonrisas de azufre.
Lo recomiendo. Es un libro diferente para su época en la literatura de Canarias, criticado por sus contemporáneos, le sirvió para ser perseguido y detenido.
Un buen libro.
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