"Relatos cómicos", de Édgar Allan Poe

 


Hay quien necesita leer la vida del autor para comprender lo que escribe y cómo escribe. Édgar Allan Poe puede enamorar, entusiasmar a cualquiera. Con esa mirada llena de pesadumbre, que te hace caer en un pozo y no llegar jamás al fondo. La verdad es que su propia vida podría ser la mejor de sus novelas. Estamos ante un autor prolífico (a pesar de la edad a la que falleció); ante el padre de la novela policíaca, tal como se entiende hoy en día. Experto en crear misterio, engancha con sus relatos llenos de oscuridad. Pero, ¿estos relatos cómicos también son de él? Está claro que se equivocaron de nombre al poner ese título. Podríamos llamarlos relatos grotescos, burlescos, extravagantes, diferentes. Llenos de absurdo. Al leerlos, me acordé de la obra “Bartleby, el escribiente”, de Herman Melville, que es posterior (mitad del siglo XIX), o de Kafka, casi un siglo después.

Muchas veces ridiculiza la sociedad en la que vive. Los relatos son geniales, unos más que otros, pero te llevas en el recuerdo esas historias, como el primero, el del manicomio, o el relato de Blackwood: “Una situación comprometida”; o “Como un león”, burlesco, cien por cien. Hay gente que se decepciona porque espera que sean cómicos de verdad, y sienten que no les hace reír. A mí, personalmente, me arrancó varias sonrisas por lo esperpéntico de los hechos narrados.

Con un lenguaje claro, con frases cortas, algunas expresiones en latín y en otros idiomas. Estamos ante un experto en relatos. Historias pequeñas, que recomiendo leer con calma, y disfrutar de esas expresiones en latín que complementan el significado de lo escrito. Creo que vale la pena leer a este autor, en general. ¡Lo recomiendo!




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