"EL HORIZONTE DE LOS DEMENTES", DE GLORIA OLIVA

Leer a Gloria Oliva es despegar las plantas de tus pies de la tierra calcinada, viajar en una pompa de jabón prestado, o restregar tus mejillas en el escupitajo de una diosa demente, da igual, el caso es que la autora con su poesía es capaz de hacerte sentir mil universos y mil eclipses.

Sus poemas encierran una gran imaginación poética como podemos leer en la página 10, “Las lavanderas”. Un poema lleno de belleza, con un lenguaje simbólico, con figuras retóricas como ‘soledad reclinada’, ‘litoral de los ahogados’ o ‘para destilar el olor de sus últimos cadáveres’:


LAS LAVANDERAS

            Y solo sus fatigados ojos

            esconden bajo el arrugado párpado

            el paisaje partido a hachazos

            de un aleteo milenario

                                    Tomasz Jastrun


Vienen de pelear en todas las guerras,

con el estruendoso silencio que dejan las batallas,

escondiendo sus heridas en los lomos de las bestias.

Son las guerreras que siempre regresan

al litoral de los ahogados.

En un espectáculo mudo de soledad reclinada,

se despojan de la armadura,

se quitan sus vendajes

y, a golpes de piedra, estrujan la ropa

para destilar el olor de sus últimos cadáveres

en un trozo de jabón prestado.

                                    ©Gloria Oliva


Este libro “El horizonte de los dementes”, de la editorial Nectarina, está dividido en cinco capítulos, con siete poemas cada uno. Contiene una estructura marcada con el mismo tono, dentro del mismo horizonte, pero desde distintas perspectivas. Salpicado de surrealismo, podemos encontrar versos tan extraños, como ‘a ese ejército de mosquitos tristes’ del poema “El extraño linaje de la inmortalidad”, y a la vez brillantes como ‘triturando la osamenta de mi noche.’ de la página 36, del poema “La inocencia”.

Les dejo con otro poema, página 46:


EN EL SILENCIO DE ESTE CAMPOSANTO


Las rosas del azafrán mancharon

los yunques astillados que encontré

hurgando en mis bolsillos.

Los otros huesos,

los que se quedaron

entre la hierba,

allí siguen, quietos,

con el triunfo del olvido,

al borde más vivo de mis ojos.

                        ©Gloria Oliva


Todos los poemas de este libro están llenos de metáforas. Es difícil elegir uno. Estamos ante una poeta con letras mayúsculas, brillante, a tener muy en cuenta. Recomiendo su lectura.







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