"Los girasoles ciegos", de Alberto Méndez
Este libro, compuesto de cuatros relatos, es la única obra del autor español Alberto Méndez. Libro galardonado a título póstumo con el Premio Nacional de Narrativa en 2005, un año después de su fallecimiento.
Premio totalmente merecido, entre otros que también recibió, porque estamos ante una excelente obra, escrita con un lenguaje poético muy bello, lleno de figuras retóricas, que hacen paladear párrafos enteros del propio relato. No dejan de ser relatos llenos de tristeza, de humanidad, casi de un misticismo que conecta lo peor y lo mejor de la humanidad. Un libro que refleja cuatro historias interconectadas con un mismo paisaje y un mismo hecho vital, la guerra civil española.
Así el primer relato: Primera derrota: 1939 o Si el corazón pensara dejaría de latir, narra la decisión de un capitán de darse por vencido ante una guerra que no entiende. El autor nos muestra a un pacifista en toda regla, su mirada, su forma de entender el mundo, y esa odisea que vive en una guerra carnal que tiene su último suspiro y una guerra espiritual que continúa entre los escombros humanos que deja.
Les aseguro que Carlos Alegría deja una huella en el lector.
La segunda historia: "Segunda derrota: 1940 o Manuscrito encontrado en el olvido" dura lo que aguanta con vida su autor que escribe un pequeño diario. Una historia con su mujer, Elena, y su hijo en esa huida hacia el exilio. Una historia descarnada, tratada con un bello lenguaje, trágico.
El autor muy hábilmente, introduce a estos personajes en los siguientes relatos, a Carlos Alegría y a Elena, hija huida de la que no saben nada en el último relato.
Así en el tercer relato: "Tercera derrota: 1941 o El idioma de los muertos", el autor nos enseña la necesidad de aferrarse a la vida, hablando con los vivos. Desde una prisión, un enfermero, Juan Senra, se ha mantenido con vida, gracias a que va inventando y relatando cómo conoció al hijo del sangriento coronel Eymar, mientras van pasando delante de él cada día, de una galería a otra, en la cárcel, amigos y soldados, prisioneros, a quienes el mismo coronel ordena que sean fusilados. Es aquí cuando conoce de soslayo a Carlos Alegría, personaje que pasa de puntillas por esta tercera historia, y sin embargo, le deja una importante huella al enfermero.
Y ya la última historia, que le da nombre al libro, Cuarta derrota: 1942 o Los girasoles ciegos, fue llevada al cine en 2008, por José Luis Cuerda.
Tres años después de que acabara la guerra, el autor nos narra, con gran capacidad para hilar las historias que se entrecruzan en el texto, la confesión de un sacerdote, la mirada sufriente de un menor y su familia y la propia voz del narrador. Una historia llena de desasosiego, que deja un regusto acre, de tristeza, historias para no olvidar, justamente no se deben olvidar.
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