“NOCTURNO DE CHILE”, DE ROBERTO BOLAÑO
Hay algo que tiene la narrativa de Bolaño que gusta, es como un elástico que estira y encoge, atrapa al lector y lo expulsa. En este libro por momentos es limpio y en otros momentos es farragoso, algo difícil de entender, pero engancha. Hay párrafos muy repetitivos, coloquiales, y otros párrafos están llenos de poesía. Es una obra escrita en primera persona, que narra la mirada y vivencias de un sacerdote en un estado febril. Cuenta cómo se abrió hueco en la literatura de su país Chile, haciendo críticas a otros escritores del momento. Además, el sacerdote, como poeta, intentó escribir sus propios libros de poesía no con tanto éxito. En este divagar narra en cascada diferentes experiencias personales, relata las vidas de otros personajes que aparecen en dicho discurso. Aparece Sordello, el trovador italiano, que también aparece en célebres obras de otros autores, como en La Divina Comedia, de Dante, entre otras.
En algunas partes muestra un alto sentido irónico, que provoca la risa. Aparecen referencias como el árbol de Judas, donde encuentra a Rodrigo, el halcón del sacerdote de Burgos fallecido, Domingo. Ese árbol es la culpa manifiesta que siente, y que quiere ignorar.
Una obra cargada de información que revela la oscuridad de un país, bajo una dictadura. El sótano de la escritora María Canales es un claro ejemplo del infierno de ese momento. Una novela corta, de apenas 150 páginas, escrita en los últimos años del autor.
La recomiendo.
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